El proceso de materiales plásticos ya utilizados es un proceso no exento de complejidades. Lo mismo que su identificación y separación del resto de componentes con los que los plásticos llegan a las plantas de tratamiento de residuos. Estas plantas ya no cuentan, como antaño, con plantillas compuestas por humanos encargados de separar los restos para su clasificación. En su lugar, están dotadas en muchos casos de sistemas tecnológicos, con inteligencia artificial, encargados de analizar los residuos automáticamente.

Estos sistemas pueden operar de manera conjunta con los humanos, para completar y mejorar su trabajo. Porque las máquinas, en este caso y en la actualidad, no son capaces de hacer todo el trabajo. En cualquier caso, se encargan de realizar una tarea bastante tediosa: separar los componentes plásticos para su tratamiento y reciclado de otros que seguirán el mismo camino, pero en industrias diferentes.  La inteligencia artificial es lo que les hace reconocer con mayor facilidad los componentes y lo que hace que sean capaces de distinguir entre los plásticos y el resto de desechos. Por lo tanto, resulta de gran ayuda para el proceso de materiales plásticos.

El papel de la inteligencia artificial en el proceso de materiales plásticos

En estas plantas de reciclaje, las máquinas y las cintas transportadoras están por todas partes. Los materiales a reciclar se colocan en las transportadoras, y son las máquinas situadas sobre ellas las encargadas de identificar los plásticos entre otros restos, como papel y aluminio. Para ello utilizan sensores. Esta identificación ayuda a su separación que, al menos por el momento, ha de hacerse a mano. Decimos que por el momento, porque todo apunta a que en un futuro no muy lejano podrán hacer esto y más.

Esto será posible gracias a la integración en las máquinas de una inteligencia artificial mejorada, algo que ya se está probando. Para generar este tipo de inteligencia se utilizarán algoritmos mejorados. Además, se la “entrenará” enseñándola miles de imágenes, para que aprenda a distinguir objetos. Paralelamente, estos sistemas tendrán integradas cámaras, para poder “ver” mejor los plásticos. Y si a esto le añadimos brazos robóticos, las máquinas podrán separar los plásticos (y otros componentes). El proceso de materiales plásticos será más eficiente.

Estas máquinas estarán dotadas de tecnología de deep learning, con la que aprender sobre la marcha. Como hemos comentado, las cámaras harán que puedan “verlos”, y la inteligencia artificial es capaz de “pensar” y de identificarlos como plásticos, distintos del resto de materiales. Luego ya solo queda que las máquinas los cojan y los coloquen con el resto de plásticos.

Además de mejorar en cuanto a la identificación de materiales plásticos y su proceso para tratarlos después, estos sistemas dotados de inteligencia artificial también tienen otro tipo de ventajas. Como es obvio, al procesar mejor los plásticos y separarlos con más eficacia del resto, aumenta la cantidad de materiales que serán reciclados. Al mismo tiempo, se reduce el nivel de residuos que dañan el medio ambiente.

Clasificación de plásticos, el futuro de las máquinas de proceso con inteligencia artificial

Por otra parte, cuando el nivel de inteligencia artificial de los sistemas sea mayor, las máquinas no solo serán capaces de separar el plástico del resto de residuos. También podrán identificar de qué tipo de plásticos se trata y clasificarlos en función de esto. De esta manera, en el futuro se podrá separar botellas de plástico de envases de platos preparados. Así se facilita su venta a las plantas de reciclaje.

No todas quieren trabajar con cualquier tipo de plástico. Y al no tenerlo separado correctamente, muchas veces tienen que deshacerse de lo que no quieren. Un sistema de separado y clasificación con inteligencia artificial avanzada, que identifica los plásticos, los separa del resto y los clasifica por tipos, acabaría con el problema.

Gracias a los sistemas avanzados de visión artificial, que distinguen unos plásticos de otros, ya se está avanzando. Muchas máquinas ya comienzan a distinguir entre tipos de plásticos. Pero todavía queda mucho terreno por avanzar, y aún necesitan, en muchos casos, supervisión humana.